Ya lo avisé, y el que avisa no es traidor…
Queridos TODOS que me leéis. La crisálida está a punto de estallar. Solo falta que, por fin, salga el Sol, y se darán las condiciones perfectas. Pero de momento,
seguimos calentando motores que cantaba el entrañable Pocholo, y ahora me dispongo a disfrutar de unos días en
los Madriles, como a mi me gusta decir, o en
La Capi, Capital del reino, como diría mi queridísimo
grelinno, a pesar del trancazo que tengo.
Y claro, como podéis imaginar, mi casa es un navego de maletas que van y maletas que vienen, desde que bien acabado el mes de Enero, comenzamos con que si
teníamos mono de skí, (desde que eran pequeños, no había osado irme con niños a la nieve, y desde hace dos años, que la menda lerenda… ¡Ni pisarla!), que si el cole prepara
la semana blanca, que si
¿Te echas unos carnavales conmigo? que si
¿Te vienes pa los Madriles?, que si uno se va
de finde a casa de su amigo fulanito, o si la otra se va a
casa de su amiga menganita, que si
¿ puede venir a casa mi amiga sotanita?, que si
este finde nos vamos a casa de papi, o que si
¿nos vamos con papi en Semana Santa a Jaén?, ¡Como siempre!, (Hay que ver… ¡Adictos y reincidentes!), que si
papi ya tiene claro lo de su cita institucionalizada in saecula saeculorum, con los amigotes, al Gran premio de Jerez… Porque no os equivoquéis,
queridos TODOS que me leéis, en mi casa
, no soy yo la única viajera, trotamundos o correcaminos… Que ¡De casta le viene al galgo!, y mis dos herederos o galgos, como más os guste, no se de qué pero la ley así dice que lo son, pues mis herederos,
han sacado el gen por partida doble… ¡Esto ni lo dudéis!
Así que yo he decidido que ya no guardo las maletas hasta Septiembre y que, a partir de ahora, tenemos que acostúmbranos a verlas como parte del mobiliario. Sí, sí… ya sé, ya sé… Para esta entrada quizás hubiera sido más oportuna la versión de
Loca de Malena Gracia, pero no es el caso. Si estoy
LocAmía, no es por bailar desnuda al son de los siete amores, ni porque nadie me haga suya, (¡No estoy tan desesperada!), pero si estoy
loca por darle mis bendiciones, por muchísimas razones, por darle para vivir unas nuevas ilusiones… por ver en acción a mi querido
Agustín Galiana y su grupo
“The Garbo” y su álbum
'Le secret de ma mère', a los que me encontré de casualidad, gracias a este
caralibro que tanto nos trae a todos de cabeza, y al que tengo mucho que agradecer, porque sin él, no hubiera tenido nunca la oportunidad de conocer a alguien a quien,
firmemente pienso, vale la pena conocer. ¡Todo un descubrimiento!
Y como las cosas buenas, nunca vienen solas, pues esta no iba a ser la excepción, y
los dioses o vete tú a saber quien, ¡Óigame usted!
Se han aliado, y lo que en principio tan solo era un viaje más a
mis Madriles, como hacía antaño a modo de válvula de escape, para ver a los amigos, de paso que cambiaba el aire de mi burbuja, (otros le cambian el agua al canario, ¿Qué pasa?), para perrear como unas
Thelma & Louis al uso con
mi Canalla del alma, o para ver como mis gurús en esto de los blogs, recibían sus
premios 20blogs, en este caso, para ver la actuación de
“The Garbo” in vivo y en directo, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, para ver a algunos amigos queridos, y añorados durante más tiempo del que podríamos considerar aceptable, (se que me repito en esto que digo, pero es que es así y no hay vuelta de hoja), pues la cosa ha ido encajando como encajan los engranajes de un reloj, y al final esto va a ser lo más parecido a
una mini quedada bloguera con
AMIGOS, cenita cubana, copas y concierto incluido, muchos besos, abrazos y risas que le van a dar un colorido a mis alas que ni te cuento…
Y sí, muchos de vosotros pensareis que estoy
Loca, pero lo que estoy es
LocAmia, porque se me ha puesto un cuerpo de jota anunciando
Party Time again, que ¡Shit yourself little parrot! o cágate lorito que diríamos los españolitos.
Y hablando de
Party Time. No puedo evitar traer a mi memoria
aquellos años de libre albedrío, cuando una servidora perdía los papeles al ritmo de
la quinta esencia de la sofisticación, por aquel entonces, después de que
Miguel Bosé dejara a todos con la boca abierta, al ver sus portentosas mallas cantando
Don diablo, (Yo debí ser la excepción que confirmaba la regla, nunca le encontré la gracia que le veo ahora), y que la pasearon por medio mundo,
los tíos más guapos y peculiarmente vestidos que yo había visto hasta entonces, haciendo que mis pies y mis caderas, no pudieran estar quietecitos, mientras sonaban sus acordes incitándote a la fiesta, como si de la música de un encantador de serpientes se tratara. Aún hoy, observo con sorpresa en mis atuendos, la influencia que dejaron en mí, aquellos chicos y su imagen de marketing tan rompedora. Y a pesar de todo lo que ha llovido, y digan lo que digan, ¡No me importa lo más mínimo! yo me quedo con lo que me dieron entonces. Y ahora, cuando se cumple el
20 aniversario del nacimiento de aquel grupo tan mal avenido,
Locomia, me acuerdo en particular de uno de ellos, del que para mí tenía más carisma y al que se le veía, ya por aquel entonces,
un aura especial que nunca le ha abandonado. Me estoy refiriendo a
Antonio Albella, el de la rubia melena leonina, componente de la segunda formación y
actor de teatro en la actualidad fundamentalmente, al que tuve la oportunidad de conocer en privado y sin que él supiera de mi admiración. Me encanta conocer a la persona y desmitificar el mito, y solo voy a decir que, la imagen que he cogido de su
web lo representa fielmente. Y ahora si queréis, decidme que soy vuestra
LocAmía o que…
¡Estoy como una cabra!