6 de febrero de 2009

Masquerade o Carnaval… que es lo mismo, que lo mismo me da

Durante todo este mes de Febrero se celebran, en casi todos los rincones del mundo, las tan esperadas fiestas de Carnaval, fiestas de invierno, o como antiguamente se conocían, fiestas paganas que precedían a la cuaresma para los católicos. Sí, justo en esos días anteriores a que viniera tu madre, tu tía o tu abuela, jodiéndote todos los viernes con el dichoso pescado, y privándote de un buen filete con patatas y huevo, ya que en mi época, no existía eso de la hamburguer. Lo más parecido era, una longaniza embutida en tripa de cerdo. Y precisamente este embutido, era el menos apropiado en esos días, ya que habréis de reconocerme, queridos TODOS que me leéis, que el dichoso embutido tiene muchas connotaciones fálicas como para comerlo en cuaresma, donde no solo nos privaban a los niños de comer carne, sino que a los adultos, además se les privaba de mirar, oler, chupar, morder, o tocar, todo placer carnal que pudiera excitar los sentidos y conducirte a la depravación.
Bien, a lo que iba es, porque ya me estoy yendo yo por los cerros de Úbeda, que estas fiestas de despendole, que es en lo que se han convertido hoy en día, y este año ¡No lo quiero ni pensar! con la crisis que hay y la gente con más ganas que nunca de echarse unas risas y desconectar, siempre han provocado en mí una fascinación tremenda.

Pues a mí, todo lo que sea transgresor, prohibido, provocador, turbulento, aventurado, comprometido y si me apuras, con un toque de morbo, lujuria y desenfreno, me atrae más que, a una abeja un panal de rica miel.
Y, ¿Qué hay más morboso y lujurioso, que esconderse detrás de una máscara y dar rienda suelta a todas tus carnes y a toda tu imaginación, sintiéndose libre cual pajarillo volador? Abriendo toriles y dando suelta a toda esa parte de ti, que existe, pero que por norma no sueles dejar salir… El payaso, el niño, el dominador, el superhéroe, el ángel, el demonio, el zorro o la loba que llevas dentro… ¡NADA!
Por otro lado, como buena géminis que soy, dual por los cuatro costados, no se hacer nada sin meterle al tema un toque de glamour y una buena dosis de romanticismo, aunque sea para comerme una buena longaniza embutida en una tripa de cerdo… Y, puestos a escoger, ¿Qué hay más romántico y glamuroso que un carnaval en Venecia? Un baile de máscaras en un palacete veneciano o un paseo en góndola a la luz de la luna… ¡NADA!
Pues a estas alturas del post, esta que aquí escribe, con más rabia que gracia, y digo rabia, porque todos los años por estas fechas, me deprimo como un jilguero en una jaula, cada vez que entro aquí y veo, el jolgorio y la jarana que se tienen montada los italianos de esta ciudad que un día me cautivó, dándome ganas de salir corriendo con lo puesto y pillarme el primer billete de avión con destino a la ciudad de los canales… Todavía, a pesar de los años que esta alma arrastra, a pesar de lo vivido, y a pesar de lo corrido (no me seáis mal pensados, queridos TODOS que me leéis, que ya os estoy viendo esa cara de bordes que ponéis), por estos mundos de Dios, sigue teniendo muchas asignaturas pendientes, y una de ellas es esta. Correrme una Masquerade o un carnaval en Venecia, que es lo mismo que lo mismo me da.



NOTA: Para estos carnavales en crisis, si que os deseo que seáis ¡MALOS… MUY MALOS! Y dar rienda suelta a vuestra imaginación. No os arrepentiréis…

3 comentarios:

  1. Fíjate que ami me da que en Río me reiría más, aunque en Venecia estoy también seguro de que no me aburriría. El Carnaval, ya llega, ¿quién se atreve?
    http://www.youtube.com/watch?v=N8mazYPayBA

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  2. hombre vaya cambio...
    mira mira http://www.emimusic.es/conchita-palabras/

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  3. Aquí yo discrepo y coincido contigo... a mí, el carnaval, por definición o por antonomasia me parece lo más hortera que ha parido madre y los aborrezco con toda el alma, vamos, que me ponen malo, malito y si ya entramos en las particularidades patrias de las chirigotas de Cádiz y las Reinas (y reinonas) de los Carnavales isleños para que contarte... si algún día me quieren torturar lo mejor es que me pongan, a intervalos, música de gaita y chirigotas. O muero o me mato.

    Peor, sin embargo y por otro lado, lo de Venecia es distinto, tan distinto, elegante y glamouroso que aquí coincido y te digo que esa misma espinita la llevo clavada yo... pero como me voy a hacer millonario pues nada, ya iremos.

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